miércoles, 20 de octubre de 2010

Creación Propia.

  • Puertas del infierno


Ese camino que parecía ser el correcto, estaba mas bien errado por los pecados cometidos en la vida de un hombre , que sabía perfectamente que su rumbo había perdido sentido que su mundo y que en el estaba volcado pero no hacia nada por remediarlo.
esta es la historia de Horacio quien tenia un trabajo en el que se sentía sometido y estafado , su mente estaba llena de malos pensamientos contra su alrededor y lo que no estaba en el, se la pasaba encerrado en su cuarto llamando al infierno, quería despegar lo mas rápido posible de la vida y de su constante desgracia , pues la costumbre de vivir, respirar y seguir viviendo lo tenía aterrado , no soportaba la idea de que todo fuera tan monótono y que no cayera ninguna hoja de otoño en su descuidado hogar, le bajaba la presión y estaba nervioso por horas ya que pese a tener el mal habito de ensañarse con la gente , sabia que no debía pasar por encima de estos,
aun así cuando provoco la muerte de su abuela, esta estaba frágil a su mente y lo atemorizaba pero lo único que lo mantenía confortable, era el hecho de que esa maldita vieja había trasformado sus días en catástrofe , tenia que de algún modo pagar y dirigirse al infierno y volver a matarla era lo que le llenaba los ojos de sangre y satisfacción , lo sentía tan real, como el odio que tenia hacia ella.
elegía el camino del diablo para ser desterrado de la presencia de dios. Una de esas tantas noches en que hacia pedazos lo pocos arreglos de su pieza, empezó a leer unas frases en que invocaba a el mismo diablo, su concentración era la que le abrió sus puertas , empezó a llenar las sabanas de su cama rociándola con parafina hasta que se da cuenta que el fuego empezó a salir sin darse cuenta que el señor enemigo de jehová había tirado los últimos fósforos, falleciendo calcinado con unos dibujos en las manos, que mostraban el mismo lugar , las mismas sabanas, la figura del diablo y los fósforos que tiro en la cama, como si siempre hubiese estado atravesando por ese fuego sin gritar como los demás, sino por estar cubierto de el y sin sentirlo pero del que le fue difícil salir.